Las mentiras de la dieta baja en grasas

¿Recuerdas cómo solían advertirnos sobre los riesgos del colesterol en alimentos como huevos, mantequilla y queso, sugiriendo que consumirlos en grandes cantidades podría provocar infartos, obesidad y enfermedades cardiovasculares? Además, nos instaban a optar por una dieta rica en verduras, frutas y cereales, destacando los supuestos peligros de las toxinas presentes en la carne roja. Durante mucho tiempo, seguí este consejo, convencida de que evitar el colesterol era esencial para mantener un peso saludable y preservar la salud. Sin saberlo me metí en un espiral de problemas que atentaban contra mi salud. 

      Como lo explico a detalle en mi último libro Un Mundo de Ilusiones: Una llamada al despertar y la búsqueda de la verdad, a lo largo de mi búsqueda por la dieta perfecta, probé diversas estrategias: desde adoptar el vegetarianismo durante la semana hasta reducir el consumo de carnes rojas, huevos y queso los fines de semana. Intenté compensar la pérdida de energía aumentando mi ingesta de pastas y cereales como fuente adicional de energía. No obstante, los resultados después de unas semanas no fueron alentadores. A menudo me sentía hambrienta y, a pesar de consumir más verduras, frutas y cereales, experimentaba una sensación persistente de falta de energía. Mi peso no mejoraba, y además, experimentaba ansiedad y pensamientos borrosos inexplicables. Fue hasta que descubrí al Dr. Perlmutter que me dí cuenta que estaba en un gran error.  Aprendí que los enemigos más peligrosos de la humanidad están lejos de ser las grasas sanas que ofrecen la mantequilla, la carne roja, los huevos, y el aceite de oliva…los villanos resultaron ser en realidad los azúcares y los carbohidratos.

Enemigo de la humanidad #1: El Azúcar

Numerosas investigaciones han demostrado que el azúcar es altamente adictivo, incluso algunos sugieren que su nivel de adicción supera al de la cocaína, ¡ocho veces más! Lo más triste es que este peligroso aditivo se encuentra en prácticamente todas las comidas procesadas que venden en los supermercados. El azúcar es el alimento favorito del hongo Cándida Albicans, este hongo es mayor el causante de la obesidad, además de causar fatiga, desequilibrios hormonales, problemas de la piel, enfermedades auto-degenerativas y además se relaciona con el mal funcionamiento de la tiroides.

Este hongo realmente ama el azúcar. Entre más azúcar consumamos, mayor inflamación y mayor propagación del hongo.  Mantener una dieta antifúngica (consumo de aceite de coco, ajo y orégano) y la eliminación de comida que causa inflamación (cafeína, alcohol, azúcar y otros carbohidratos como el pan, pastas, maíz), es altamente recomendable para combatir el hongo.

Enemigo de la humanidad #2: El Gluten

El gluten procesado es igualmente causante de la epidemia más grande de obesidad que se ha observado en la historia moderna. El gluten realentiza el metabolismo y causa problemas graves en los riñones.  El gluten se encuentra en alimentos ricos en carbohidratos como el maíz, arroz y el trigo. Igualmente La fructosa y el jarabe de maíz pueden disparar nuestros niveles de insulina en el cuerpo, lo que hace que el gluten incremente. El consumo de estos alimentos, junto con el azúcar, crean una bomba inflamatoria que puede causar enfermedades graves como Alzheimer, diabetes, esquizofrenias, convulsiones y hasta infartos.

Si quieres conocer más sobre el tema, te recomiendo leer el libro del Dr. David Perlmutter “Grain Brain” o “El poder del metabolismo” de Frank Suárez.

Si quieres mejorar tu salud y mantener un peso saludable, es recomendable eliminar el azúcar, los almidones y las pastas, y llevar una dieta más mediterránea: huevos, quesos, carnes rojas magras, carnes blancas, aceite de oliva y/o de coco, abundantes vegetales, y nueces.

“Como reflexión final: la clave para una vida saludable y feliz radica en respetar nuestro genoma y comprender que las grasas, no los hidratos de carbono, son el combustible preferido del metabolismo humano, como ha sido desde el inicio de nuestra civilización.”- Paola Knecht, Un Mundo de Ilusiones

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